Desde su publicación en el BOE el pasado día 8 de diciembre, del RD Real Decreto 1699/2011, de 18 de noviembre, por el que se regula la conexión a red de instalaciones de producción de energía eléctrica de pequeña potencia, el autoconsumo es ya una realidad en nuestro país. Son numerosas las empresas que han lanzado soluciones que comienzan a despertar el interés de los usuarios, empresas y ciudadanos en particular.
Todo ello, unido a la permanente reducción de precios en todas las tecnologías y un prudente aumento de los precios de energía eléctrica permite que el autoconsumo de energía, por el mecanismo del balance neto, sea una alternativa, viable económicamente, y necesaria desde un punto de vista de sostenibilidad.
Una gran parte de las actuaciones se ejecutarán con tecnología fotovoltaica. Para este caso se estima una penetración inicial de unos 50 MW anuales, creciendo de forma ordenada, hasta 1.459 MW acumulados en 2016. Desde 2017 y hasta 2020 se instalaría una potencia anual prácticamente constante, para decrecer, posteriormente, gradualmente y estabilizarse en 2025 a unos 400 MW anuales.
En cuanto a la tecnología eólica, la evolución de potencia instalada destinada al autoconsumo y generación distribuida seguirá previsiblemente la línea de crecimiento marcada en el PER 2011-2020 realizado por el IDAE.
Por otra parte, existen varias tecnologías renovables que también podrán ser incorporadas al mecanismo de autoconsumo con balance neto. Sin embargo, dependerá de cómo se promulgue finalmente la regulación.
La citada regulación resultaría eficaz por la vía de la fijación periódica de incentivos fiscales, hasta que desaparezcan y, también, por el tratamiento individualizado de los peajes.
Con o sin balance neto, el autoconsumo abre una prometedora vía para el desarrollo de las pequeñas instalaciones energéticas en nuestro país, tanto a nivel residencial como industrial. Se trata de un nuevo modelo de negocio del que se podrán beneficiar la micro-cogeneración y buena parte de las tecnologías renovables existentes, especialmente la fotovoltaica y la minieólica. Muchas de estas inversiones no verán la luz hasta que no sea publicado el denominado “Balance Neto”, ya que la rentabilidad de las instalaciones dependerá en gran medida de este factor hasta que no se defina que hacer con la energía sobrante vertida a la red.
¿Cómo lo van a compensar las empresas comercializadoras?, ¿a que precio?, ¿en que periodo punta, llano o valle se le asignará?, ¿qué papel realiza la distribuidora? …etc.
Estas y otras cuestiones copan los principales foros técnicos de las energías.
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