Extracto noticia El País
El pacto social ya es una realidad. Al filo de la medianoche del pasado lunes 31 de enero, el Gobierno, los sindicatos y los empresarios cerraban definitivamente
El desacuerdo entre Gobierno y sindicatos por el plan de choque contra el paro juvenil y de larga duración, que forma parte del paquete de políticas activas de empleo, retrasó el acuerdo. El Ministerio de Trabajo quería bonificar los contratos a tiempo parcial fijos y temporales; los sindicatos se negaban a subvencionar estos últimos. Al final se limaron las diferencias y se logró el acuerdo definitivo que vuelve a dar sentido al diálogo social, que durante esta legislatura no había dado ningún fruto cuando más falta hacía, en medio de la mayor crisis del último siglo.
Para ello fue necesaria la presencia en la cita en el Ministerio de Trabajo del responsable del departamento, Valeriano Gómez; de los secretarios generales de UGT, Cándido Méndez, y Comisiones Obreras, Ignacio Fernández Toxo, y del presidente de CEOE, Juan Rosell, y de Cepyme, Jesús Terciado. También estuvo presente en algún momento el ministro de Industria, Miguel Sebastián. No en vano, se cerraron los aspectos que atañen a su cartera.
El texto pactado consta de casi 40 páginas y se divide en cuatro partes. En la primera habría una declaración de principios. Esta daría paso a otra en la que se desarrollan los puntos más concretos del acuerdo y los que han estado a punto de dar al traste con las conversaciones en más de una ocasión: pensiones, negociación colectiva y reforma de las políticas activas de empleo.
El tercer punto del texto supone un guiño a los funcionarios, un colectivo que sufrió el pasado mayo, con el plan de ajuste presupuestario, un recorte medio de los salarios del 5%. En él se recoge el compromiso del Gobierno de recuperar la mesa de la función pública (el órgano de diálogo entre Ejecutivo y empleados de la Administración) y desarrollar el Estatuto de la Función Pública.
La última parte del documento es la que contiene las declaraciones sobre política industrial y energética. En ellas se señalan las directrices pendientes de desarrollar en los próximos meses. Por lo que respecta a la política energética, lo más concreto sería la creación de un foro de trabajo en el que se tratarían aspectos como el mix energético (las fuentes energéticas a utilizar), los precios o las “ineficiencias del mercado”.
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