Nanoempleos o minitrabajos… Es una solución de moda que podría ayudar a paliar el drama del paro juvenil y el lastre de toda una generación perdida, un riesgo sobre el que ha advertido repetidamente el Fondo Monetario Internacional (FMI), que insiste en que “nos enfrentamos a la perspectiva de una marea de gente joven destinada a sufrir durante toda su vida lo peor del desempleo y de sus condiciones sociales”.
El informe Propuesta de medidas urgentes en materia de empleo juvenil, del Instituto de Relaciones Laborales y Empleo (IRLE) de la Fundación Sagardoy, recordaba recientemente que “los jóvenes son el recurso más dinámico de una sociedad. Un país que no invierte en su población joven socava su propio potencial productivo y social. Sin embargo, en los mercados de trabajo de todo el mundo este colectivo se encuentra en una situación de desventaja y exclusión”. Para el FMI, el patrón de desequilibrios globales anterior a la crisis ha vuelto a emerger. Regiones como Europa y Norteamérica aún sufren fuertes tasas de desempleo, y esto todavía puede empeorar: en la próxima década, 400 millones de jóvenes se incorporarán al mercado laboral en todo el mundo, en un escenario en el que gran parte de las economías nacionales son incapaces de generar suficientes empleos para absorber a estas nuevas generaciones de desencantados.
También la Organización Internacional del Trabajo(OIT) advierte del “riesgo de esta generación perdida que ha abandonado el mercado laboral tras haber desechado toda esperanza de trabajar”, y revela además que países como España o Reino Unido destacan por un aumento en la inactividad entre los jóvenes durante la crisis que implica un incremento del desaliento, debido a que el creciente desempleo les ha llevado a abandonar la búsqueda de trabajo.
A quien escandalicen los ‘minijobs’ debería pensar en la fórmula de ‘trabajar sin sueldo’Las recientes revoluciones en el Norte de África también han revelado la existencia de nuevas tribus laborales. Es el caso de Túnez o Egipto, donde aparecen los shabab atileen, jóvenes desempleados y desencantados que tienen su reflejo en los NEET británicos (Not in Education, Employment or Training), que son los NiNi españoles (ni estudian ni trabajan). En Japón aparecen los freeters, una mezcla de la palabra inglesa freelance y de la alemana arbeiter; y en Estados Unidos surgen los boomerang, jóvenes que deben volver a casa después de terminar sus estudios porque no encuentran trabajo.
Nuevas fórmulas
En este escenario de cambio e incertidumbre en el que el trabajo para siempre se ha acabado, nuevas fórmulas y modelos como los minijobs tratan de poner paños calientes a esta nueva situación del mercado laboral. Los nanoempleos, de los que los alemanes son pioneros, constituyen básicamente un tipo de contrato en el que el trabajador no paga impuestos, con un sueldo que no supera los 400 euros. La empresa, sin embargo, sí contribuye al sistema de pensiones de la seguridad social por cuenta del trabajador. Los minijobs no son empleos estrictamente, sino horas de trabajo –los hay de fin de semana, de una semana al mes, de dos o tres días por semana o de jornada reducida–, pero ofrecen la ventaja de no desengancharse del sistema social y seguir cotizando para la pensión de su jubilación. Es un contrato puente hacia otra ocupación en el futuro.
Modelos como éste no deberían extrañar en un escenario laboral en el que cada vez más gente está dispuesta a trabajar sin percibir un sueldo. Y no se trata de pasantías, prácticas o jóvenes recién licenciados que buscan su primer empleo, sino de profesionales cualificados, que persiguen un puesto futuro. La revista Fortune se refería recientemente a esta tendencia de “trabajar sin sueldo”, una nueva realidad del mercado de trabajo que surge tras unos cambios vertiginosos.
Si nos escandaliza el modelo que brindan los nanoempleos debemos recordar que ya hay fórmulas en las que los profesionales en paro con valía y experiencia pueden ofrecerse a las empresas en función de los resultados. Esto ya existe desde hace muchos años en otros formatos, y alguno de ellos es un gran éxito de empleabilidad en países como Inglaterra, donde vendedores, autónomos y freelance adoptan soluciones por las que el profesional trabaja sin sueldo para proyectos concretos y cobra en función del resultado.
Businessweek analizaba recientemente lo que puede significar “la bomba del paro juvenil” creciente en todo el mundo. Se refería al envejecimiento de la población global y a la incapacidasd de muchas sociedades para aprovechar la energía, la inteligencia y el entusiasmo de la próxima generación. Lo cierto es que durante otras recesiones los trabajadores más veteranos solían preferir el retiro en vez de la búsqueda de empleo, pero las cosas han cambiado, y las crecientes dificultades económicas obligan a mantenerse en activo a la que se denomina generación U (underetired). A esto se añade la dificultad creciente de encontrar una generación cualificada de reemplazo. Los NiNi o Neet sienten que poco o nada pueden hacer por cambiar la situación y de alguna manera se dan por vencidos, quedando en una situación de desamparo que se traduce en una merma de talento para muchos países.
Cifras para el desastre
1. En los 34 países industrializados de la OCDE, al menos 16,7 millones de jóvenes no están empleados, ni estudian, ni reciben formación de ningún tipo.
2. Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), España encabeza el ránking de paro juvenil en el mundo, con una tasa de desempleo que supera el 40%, frente a un índice mundial que se estableció en el 12,6% en 2010.
3. A las alarmas de la OIT se une el hecho de que el paro de los titulados universitarios en España se duplicó entre 2007 y 2009 hasta alcanzar una tasa del 9,4%. En el resto de la UE el incremento fue de un punto, con un 4,8% de los licenciados y diplomados sin trabajo.
4. Un 23% de media en la OCDE encuentra empleo en ocupaciones de un nivel profesional por debajo del correspondiente a su nivel de educación. En algunos países de la OCDE –como es el caso de España o Irlanda– cerca del 40% de los jóvenes se encuentra en esta situación.
5. En cuestión de ‘NiNi’ (los que ni estudian ni trabajan) la OCDE coloca a España en el cuarto peor lugar, por delante de Italia, Eslovaquia y Reino Unido. El 5% de los jóvenes de nuestro país que abandonan los estudios tras la Educación Obligatoria con 16 años no están interesados en hacer nada
y otro 20% queda atrapado en el desempleo.
6. Los expertos alertan sobre la ‘paradoja en la pirámide de población’, que muestra un porcentaje elevado de titulados de grado superior sobrecualificados en relación con las demandas de empleo: la pregunta es si podrán ser insertados en el mercado laboral.