Insuficiencia en el suministro de semiconductores y chips.
Una iniciativa FEDER
Las Oficinas Acelera pyme puestas en marcha en toda España por Red.es, entidad pública adscrita al Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital a través de la Secretaría de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial, cuentan con un presupuesto global de 8 millones de euros, de los cuales Red.es aportará 6,3 y las entidades beneficiarias el resto. Las actuaciones están cofinanciadas con fondos FEDER de la Unión Europea, en el marco del Programa Operativo Plurirregional de España FEDER 2014-2020 (POPE) bajo el lema “Una manera de hacer Europa”.
En la actualidad, el mundo se encuentra sumergido en una crisis global por la escasez de suministro de semiconductores y chips.
Lo que en un principio parecía una situación temporal debido a la pandemia, ha resultado ser un problema estructural y que afecta a la economía global.
El sector más afectado a nivel mundial es el del automóvil, donde empresas como Toyota ha habido de recortar su producción en un 40% debido a la escasez de chips.
En España, esta crisis se ha dejado sentir en las diferentes fábricas donde se han producido reducciones de producción e incluso ERTEs para hacer frente a esta situación.
¿Cómo se ha llegado a este punto?
Para entender la situación actual, hay que analizar los factores que condicionan la producción mundial de estos preciados productos.
– Demanda del producto: La sociedad actual se vuelve cada vez más tecnológica, lo que la hace dependiente de semiconductores y chips para la fabricación de todo tipo de productos cotidianos como pueden ser los smartphones, coches, consolas e incluso la cafetera o la lavadora.
La sociedad demanda más de 1 billón de chips al año, por esta razón, los semiconductores y chips son el 4º producto más demandado, por detrás tan solo del petróleo y sus derivados.
– Modelo de producción global: existe un modelo donde se han repartido los roles de la cadena de producción de manera que el I+D, las patentes, desarrollos de producto, etc., se centralizan en países del primer mundo como son Estados Unidos, Japón u otros de la Unión Europea. Entre las empresas más conocidas se pueden encontrar Apple, Microsoft, Facebook, Toyota y un largo etc.
Mientras tanto, la fabricación y producción se ha concentrado en los países asiáticos como China y sobretodo Korea del Sur, que acapara un 8% de la producción mundial y sobre todo Taiwán con el control de más del 90%. Por poner un ejemplo la empresa Taiwan Semiconductor Manufacturing Company (TSMC), fundada en 1987, acapara el 85% de la producción mundial, situándose en la 9ª mayor empresa del mundo con unos beneficios de 4.061 millones de euros en el segundo trimestre de 2021.
Esta falta de fabricantes a nivel mundial, hace que los países dependan en exceso de los productos provenientes del oligopolio asiático por lo que cualquier percance con ellos afecta al resto del mundo.
– Sistema logístico global, Este modelo de producción descentralizado, necesita de un robusto sistema de transporte que garantice el suministro de estos productos. Pero para que éste funcione, necesita mantener el equilibrio entre los costes de transporte, costes de importación/exportación, estabilidad geopolítica, etc. De lo contrario, los precios del producto final se incrementarán.
– Materias primas: para la producción del producto final, intervienen cantidad de materias primas, tanto las del propio producto como otras materias secundarias indispensables para su fabricación. La demanda excesiva de estas materias puede producir su escasez y que esto afecte al ritmo de producción o al encarecimiento global del producto final.
¿Cómo se puede evitar que esto se vuelva a repetir?
Parece claro que el apostar todas las cartas a un solo grupo de fabricantes, no es la mejor manera de tener un equilibrio comercial.
Factores económicos como la demanda disparada (a la cual no pueden hacer frente por falta de mano de obra, recursos, materias primas) o factores geopolíticos (como son la inestabilidad política, la pandemia, desastres naturales, etc.) pueden provocar el colapso global del sistema. Por lo tanto, la solución pasa por expandir la producción y extenderla a nivel mundial.
Los países deben ser capaces de suplir al menos una parte de su producción propia, lo que limitaría su dependencia y permitiría un control mayor de su precio.
Por poner un ejemplo, un coche necesita unos tres mil chips para controlar cada una de sus partes, si una parte de estos se estuviera fabricando en España, se podría paliar el problema de desabastecimiento.
¿Una oportunidad de especialización del sector tecnológico español?
Para poder hacer frente al reto de la especialización de las empresas españolas y que éstas sean capaces de producir semiconductores y microchips en territorio nacional, existen diversas ayudas y fondos europeos destinados a las ACTIVIDADES DE I+D, a la INNOVACIÓN, etc.
Por ello, este es el momento de dar un paso al frente y sumarse a uno de los sectores con más demanda y potencial de crecimiento.