El Sector del Acero no ha permanecido ajeno a los efectos de la crisis. La demanda actual de acero en Europa ha caído un 27 % por debajo del nivel anterior al comienzo de la crisis, y el empleo en el Sector se redujo un 10 % entre 2007 y 2011.
A pesar de ello, la UE sigue siendo el segundo mayor productor de acero del mundo, con una producción superior a los 177 millones de toneladas de acero anuales que representa el 11 % de la producción mundial, y da empleo a más de trescientas sesenta mil personas. Y además, de acuerdo con la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), se espera que la demanda mundial de acero aumente a 2.300 millones de toneladas de aquí a 2025, principalmente en los sectores de la construcción, el transporte y la ingeniería mecánica, principalmente en las economías emergentes.
En este contexto, la Comisión Europea presentó el pasado 11 de junio de 2013 un Plan de Acción para la industria europea del acero, que aspira a ayudar a este Sector a hacer frente a los retos de hoy en día y a sentar las bases para, en el futuro, sacar pleno provecho de forma sostenible de este mercado competitivo, fomentando la innovación, generando crecimiento y creando empleo.
Los retos son importantes, pues la industria europea del acero está sufriendo los efectos simultáneos de una menor demanda y una sobrecapacidad a escala mundial, al tiempo que tiene que hacer frente a unos precios de la energía elevados y a unas grandes necesidades de inversión para ajustarse a las exigencias de la economía verde fabricando productos innovadores de una manera sostenible.
En este sentido, las medidas recogidas en el Plan de Acción deben ser acogidas de forma positiva.
Una de las propuestas del Plan para impulsar la demanda de acero es emprender acciones específicas que estimulen la demanda en sectores estrechamente ligados a esta industria, como la automoción y la construcción, motores de crecimiento y creación de empleo. De hecho, el 40% de la producción europea de acero se destina a estos dos sectores, para los que Bruselas también ha anunciado planes de apoyo específicos.
Otra novedad destacable propuesta por el Ejecutivo comunitario es lograr unos costes de la energía asequibles a través de la realización del mercado interior de la energía, la diversificación del suministro y el aumento de la eficiencia energética, que ayudarán a reducirlos. La Comisión muestra su compromiso en este sentido al afirmar que desea ofrecer orientaciones sobre contratos de electricidad a largo plazo entre proveedores y clientes, a fin de aumentar la predictibilidad de esos costes. Pero también “mira hacia otro lado” cuando afirma que, a corto plazo, la reducción de los costes de la energía para las industrias que son grandes consumidoras de energía dependerá de los Estados miembros.
El Plan persigue asimismo mejorar el acceso a mercados extranjeros y garantizar la igualdad de condiciones, a fin de dar apoyo a las exportaciones de acero de la UE, combatir las prácticas desleales de otros fabricantes extracomunitarios y asegurar el acceso a materias primas esenciales.
Y parece haber atendido las demandas del Sector Industrial en los últimos años al contemplar también medidas como la evaluación, antes del fin de 2013, de la carga reguladora global que imponen a la industria del acero las diferentes políticas, y de su impacto sobre la competitividad, como vía para conseguir establecer un marco reglamentario adecuado que fortalezca la competitividad del Sector.
También resulta reseñable que el Plan de Acción aborde igualmente medidas específicas de apoyo al empleo en el Sector, y que faciliten la reestructuración, que incluye propuestas en materia de cualificaciones a fin de que los trabajadores “altamente cualificados” se puedan quedar en Europa.
Finalmente, como aspecto de suma importancia, el Plan contiene medidas para impulsar la innovación, básicamente a través del fomento de las tecnologías respetuosas del medio ambiente desarrollando nuevos tipos de acero y del estímulo a la I+D innovadora, en particular para las fases piloto y de demostración, que resultan muy caras.
Por tanto, este Plan constituye un paso adelante en el objetivo de posicionar mejor a la industria del acero, al menos en el ámbito europeo, ante la evidencia de un nuevo marco de actuación a escala mundial. Pero para que esto sea una realidad, será imprescindible continuar manteniendo el diálogo para examinar y consensuar medidas que hagan frente a las necesidades del Sector. Y, ante todo, desarrollar e implementar las medidas propuestas en el mismo.
En este sentido, la Comisión ha propuesto “institucionalizar” el grupo de alto nivel que presentó las recomendaciones sobre las que se asienta este Plan de Acción. Dicho ‘task force’ está formado por expertos de los Estados miembro de la UE y las instituciones europeas, así como por representantes de los sindicatos y de las empresas del Sector. Su principal cometido será supervisar la implementación del plan, a fin de que la Comisión pueda informar sobre los avances realizados en el plazo de un año. Pero el Plan sólo será efectivo si no sólo este grupo, sino todos los actores implicados, incluidos los propios gobiernos nacionales, trabajan de forma constructiva en su puesta en marcha y desarrollo.