La Industria en riesgo (V) Ante el Proyecto de Ley de medidas fiscales para la sostenibilidad energética Las medidas propuestas por el Gobierno sobre fiscalidad energética generarán una pérdida de competitividad inmediata en múltiples sectores y pondrán en riesgo la supervivencia del tejido industrial español y de miles de empresas, con consecuencias irreversibles en el empleo. |
El pasado 30 de octubre, el Ministerio de ¿Industria?, Energía y Turismo defendió ante el pleno del Congreso de los Diputados su Proyecto de Ley de Medidas Fiscales para la Sostenibilidad Energética durante el debate de totalidad de la iniciativa. Poco importa que la mayoría de los grupos parlamentarios presentaran enmienda a la totalidad y solicitaran su devolución, o que se expusieran argumentos técnicos, jurídicos y de competitividad suficientemente relevantes para que, al menos, alguien pudiera titubear. Pero no titubea nadie. El Gobierno argumenta que necesita paliar el déficit tarifario -cuyo dudoso cálculo ha sido incluso denunciado por la Comisión Europea- caiga quien caiga. Y como quien va a caer es la industria – algo que debe parecerles irrelevante-, pues poco importa. Y era lo esperado a la vista de la nula reacción de cualquier representante de Industria, Hacienda o Economía, por nombrar sólo a los ministerios que se supone defensores de la industria española -que ya es mucho suponer- ante nuestra reiterada solicitud de sentarnos y buscar una mejor solución, o ante las referencias aparecidas en los medios de comunicación. Lo inesperado ha sido que el Gobierno haya dicho que “si alguien tiene una idea mejor, que la exponga y no tendremos ningún problema en cambiar el proyecto”. Hombre, para eso sería necesario que el Gobierno tuviera un mínimo de voluntad de escuchar. Además, tácitamente, esta afirmación significa reconocer que las medidas propuestas son nefastas o, cuando menos, manifiestamente mejorables. También es sorprendente que el Ministerio defienda que ha encontrado una solución equilibrada entre el coste que supondrán estas medidas para los consumidores, los productores y el Estado. Y es sorprendente porque no esperábamos que se pudiera abusar a ese punto de nuestra ingenuidad. Todos sabemos cómo funciona el mercado eléctrico, e incluso algún tipo de generación eléctrica va a mantener importantes subvenciones a costa de los Presupuestos Generales del Estado. Así que de forma directa o indirecta, lo pagaremos los consumidores de energía. Faltaría más. Y todo ello sin que la industria haya tenido la más mínima posibilidad de exponer alternativas. Hubiera bastado la voluntad de estudiar las enmiendas transmitidas por nuestras organizaciones a los grupos. Pero para eso sería necesario que el Ministerio quisiera escuchar. Ni se nos consultó la idea del proyecto, ni sus líneas generales, ni ninguna parte mayor o menor de él. Encontramos el proyecto reluciente a la salida de un Consejo de Ministros y parece que así se mantendrá hasta su aprobación y glorioso advenimiento sin que a nadie parezca importarle sus consecuencias. Pero esta vez el precio va a ser demasiado alto. Esta vez, a los que pagamos, nos van a expoliar. Y cuando se inicie el cierre de empresas, cuando los trabajadores lleguen a la calle, a ver quien los calla. Luego habrá quien se lamente, siempre lo hay, seguro que el que se mostró más indolente ante esta flagrante extorsión fiscal que va a llevarse al tejido industrial de este país por delante. Al final, sol y playa. |