En su último Informe de Coyuntura Económica y Laboral, la Confederación Española de Organizaciones Empresariales del Metal, CONFEMETAL, ha lanzado una serie de propuesta para revitalizar la Industria que tras una crisis económica que dura ya cuatro años, se ha resentido considerablemente hasta situarse según el Índice de Producción Industrial en niveles de 1993.
La industria necesita, en primer lugar de un entorno normativo sencillo y previsible para las empresas, de una legislación que proporcione un marco estable, predecible y adecuado que movilice hacia la innovación y la competitividad y que no sea un obstáculo a la inversión industrial.
Lamentablemente, la profusión legislativa nos ha dotado de un cuerpo legislativo inmanejable que supone altos costes formales y materiales, y la falta de coordinación legislativa entre Estado, Comunidades Autónomas y Entes Locales, deriva en una fractura de la unidad de mercado.
Sobre esa base de mercado con la suficiente masa crítica, la industria necesita para superar la actual situación de medidas específicas de apoyo hacia sectores estratégicos, como planes “prever” para bienes de inversión y consumo duradero, y el mantenimiento del esfuerzo inversor en infraestructuras productivas que se debería favorecer con fuentes de inversión privada, permitirían contrarrestar el negativo efecto que la escasez de crédito y los planes públicos de inversión cortoplacistas han generado.
En paralelo, es necesario reactivar el acceso de las empresas a la financiación en condiciones razonables y acabar con la morosidad, muy especialmente de las Administraciones Públicas, que está paralizando la capacidad productiva de algunos sectores y comprometiendo, incluso, la viabilidad y la supervivencia de muchas empresas.
La limitación del acceso al crédito y la morosidad, están comprometiendo la solidez patrimonial de las empresas, lo que ralentizará el ritmo de la recuperación cuando se inicie y causará problemas de viabilidad futura, especialmente a las pymes.
La industria es el primer sector consumidor de energía y en base a ello necesita un suministro previsible, seguro y a precios competitivos. Más eficiencia y menos emisiones de carbono significan innovación e inversión, lo que adicionalmente ocasionará un impulso positivo a la economía española y a la Industria, siempre y cuando no se pierda en los caminos de más reglamentación y restricciones y se centre en favorecer la asunción de tecnologías y productos energéticamente eficientes y ya disponibles hoy.
Es necesario modernizar toda la cadena de generación, transmisión y distribución de electricidad, para lograr una mayor seguridad energética, con mejores infraestructuras y redes y con un “mix” de fuentes de generación, sin exclusiones por motivaciones no técnicas, que permita un suministro seguro, previsible y a precios razonables y sin distorsiones. La normativa energética debe centrarse realmente en trasladar la eficiencia energética al mercado -más que en regular y limitar las tecnologías- y en desarrollar las necesarias infraestructuras.
El futuro de la Industria es clave, más que las ayudas públicas y las subvenciones es una fiscalidad adecuada que pasa por una reducción del Impuesto sobre Sociedades, especialmente para las Pymes que si bien disfrutan de un tipo inferior al de las grandes empresas, pagan sus impuestos con un tipo efectivo superior al no disfrutar del mismo nivel de deducciones.
Pero, según CONFEMETAL, la actividad industrial es, por definición, riesgo e innovación y su éxito depende de las inversiones en I+D y del desarrollo de productos innovadores que deben fomentarse orientando el esfuerzo de investigación al mercado. Adecuar el marco de la investigación a las necesidades de pymes industrial, simplificar el tratamiento fiscal de la inversión en I+D+i, fomentar la colaboración Universidad –Empresa, mejorar la financiación y simplificar procedimientos, normativas y reglamentaciones redundará en hacer más atractiva la inversión en investigación, desarrollo e innovación en España.
Actualmente la industria sufre una sobrerregulación y una dispersión normativa medioambiental que obstaculizan su desarrollo. La industria precisa criterios ambientales proporcionados, únicos y homogéneos en todo el mercado nacional, estabilidad y previsibilidad del marco normativo y un control real de productos que no siempre cumplen los estrictos estándares medioambientales en sus países de origen y que inundan nuestros mercados.
En el terreno de la formación, en el que se juega una parte importante de nuestra competitividad, es necesaria la colaboración entre centros educativos y empresas, y un esfuerzo para que en todos los escalones formativos se haga atractivo el empleo industrial, muy especialmente entre las mujeres, insuficientemente representada en muchas de las profesiones tradicionales de la industria. Peo el gran reto formativo esta en dotar a los trabajadores de la cualificación y las herramientas de adaptación profesional que les permitan afrontar crecientes cambios tecnológicos y exigencias competitivas.
Por último, el Informe de CONFEMETAL se refiere ala necesidad de un mercado laboral flexible que permita seguir ofreciendo empleo sólido y de calidad, para lo que serían necesarios la reducción y simplificación de las excesivas modalidades de contratación y despido, la flexibilización del despido, la reducción de las elevadas cotizaciones sociales empresariales y la solución al grave problema, económico y organizativo, que supone el absentismo laboral, muy especialmente por incapacidad temporal.