El certamen de este año, que se celebrará del 11 al 16 de mayo en Fira Barcelona, cuenta con el apoyo de los grupos que fabrican coches en Cataluña: Volkswagen-Seat y Renault-Nissan, así como Mercedes y los importadores BMW, Volvo y Hyundai (entre otros), mientras Toyota y Opel han optado por no acudir. Sin embargo, algunas compañías con presencia industrial en España tienen sus dudas, como ocurre con PSA Peugeot-Citroën o Ford.
Quien más y quien menos, hace sus cuentas y no le salen. El Salón se había convertido en una mera exposición de coches en la que, invertir entre 0,5 y 1 millón de euros por un stand, no tenía un retorno claro, máxime cuando el certamen no contaba con primicias mundiales de modelos ni presentaciones importantes. El impacto era más local que nacional y con escasa repercusión europea o global.
Además, a las compañías no se les escapa el tinte político que ha tenido hasta ahora el Salón del Automóvil de la ciudad condal. Basta recordar que, en ediciones anteriores, salió adelante gracias a la presión ejercida por la Generalitat y con la oposición de varias marcas. Por el contrario, las compañías que tienen fábrica en solar catalán, son un clásico en la cita. Seat, filial española del grupo alemán Volkswagen tiene, incluso, un pabellón propio en Barcelona.
Por estos motivos, la industria, Fira de Barcelona y el Gobierno central se han puesto manos a la obra para despejar dudas sobre el Salón y buscar un modelo alternativo, según ha podido saber Expansion.com.
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