Según un estudio de la Alianza por la Agricultura Sostenible, ALAS, las necesidades netas de agua para los cultivos aumentarán globalmente en un 25 % para 2080, a pesar de la mayor eficiencia del riego. Los fenómenos meteorológicos extremos como las heladas, el granizo, las olas de calor, las precipitaciones y los períodos de sequía, afectarán la seguridad alimentaria mundial, limitando el potencial de producción de cultivos agrícolas de secano y de regadío.
En este contexto de amenaza climática, la agricultura tiene el reto de aumentar su productividad “entre un 60 % y un 70 %” para dar de comer a la población de la Tierra en 2050. “El regadío es seis veces más productivo que el secano, pero ha de ser un regadío sostenible”. Los sistemas digitalizados, que impliquen localización, personalización y control son, claves a la hora de afrontar los retos.
Para ello también es importante que los agricultores o empresas productoras de alimentos incorporen sistemas de riego con más precisión en el manejo del agua y los fertilizantes (conocido como fertirriego).